Sacrament of Confession/Sacramento de la Confesión

(English)

The Sacrament of Confession, also known as Reconciliation or Penance, is a profound gift of healing and forgiveness in the Catholic Church. Through this sacrament, Catholics seek and receive forgiveness for their sins by humbly confessing them to a priest. Rooted in Jesus’ instruction to His apostles to forgive sins, Confession offers a personal encounter with God's boundless mercy and the opportunity to begin anew.

Jesus established the Sacrament of Confession in the Gospel of John. After His resurrection, He appeared to His apostles and said, "Receive the Holy Spirit. Whose sins you forgive are forgiven them, and whose sins you retain are retained" (John 20:22-23). Through these words, Christ empowered His apostles—and their successors, the bishops and priests—to continue His ministry of forgiveness, acting in His name and bringing His grace to the faithful.

In Confession, the penitent begins by examining their conscience, sincerely acknowledging their sins and expressing true contrition. Examples of sins might include times when we have acted out of selfishness, hurt others with words or actions, neglected our responsibilities, or strayed from God’s teachings. When we approach the sacrament, we trust that God’s mercy is greater than any sin and that He desires to reconcile us with Himself and with the community.

After confessing sins, the priest, representing Christ, offers guidance, encourages repentance, and assigns a penance—usually a prayer, action, or reflection—to help deepen the healing process. The priest then prays the words of absolution: "I absolve you from your sins in the name of the Father, and of the Son, and of the Holy Spirit," restoring grace to the soul and strengthening our resolve to live a life aligned with God’s love and mercy.

Frequent Confession is encouraged, as it not only helps us grow spiritually but also renews our commitment to live as faithful disciples of Christ. Through the grace of this sacrament, we receive peace, spiritual strength, and a fresh start in our journey of faith. All are invited to experience the joy of God's forgiveness in the Sacrament of Confession—a sacrament of reconciliation, healing, and renewal.

(Español)

El Sacramento de la Confesión, también conocido como Reconciliación o Penitencia, es un profundo don de sanación y perdón en la Iglesia Católica. A través de este sacramento, los católicos buscan y reciben el perdón de sus pecados confesándolos humildemente a un sacerdote. Basado en la instrucción de Jesús a sus apóstoles de perdonar los pecados, la Confesión ofrece un encuentro personal con la misericordia infinita de Dios y la oportunidad de comenzar de nuevo.

Jesús instituyó el Sacramento de la Confesión en el Evangelio de San Juan. Después de su resurrección, se apareció a sus apóstoles y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retengan, les quedan retenidos" (Juan 20:22-23). Con estas palabras, Cristo les dio a sus apóstoles—y a sus sucesores, los obispos y sacerdotes—el poder de continuar Su ministerio de perdón, actuando en Su nombre y trayendo Su gracia a los fieles.

En la Confesión, el penitente comienza examinando su conciencia, reconociendo sinceramente sus pecados y expresando un verdadero arrepentimiento. Ejemplos de pecados pueden incluir momentos en que hemos actuado con egoísmo, hemos herido a otros con palabras o acciones, hemos descuidado nuestras responsabilidades o nos hemos alejado de las enseñanzas de Dios. Al acercarnos a este sacramento, confiamos en que la misericordia de Dios es más grande que cualquier pecado y que Él desea reconciliarnos consigo mismo y con la comunidad.

Después de confesar los pecados, el sacerdote, representando a Cristo, ofrece orientación, anima al arrepentimiento y asigna una penitencia—usualmente una oración, acción o reflexión—para ayudar a profundizar el proceso de sanación. Luego, el sacerdote pronuncia las palabras de absolución: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", restaurando la gracia en el alma y fortaleciendo nuestra resolución de vivir una vida alineada con el amor y la misericordia de Dios.

Se anima a la Confesión frecuente, ya que no solo nos ayuda a crecer espiritualmente, sino que también renueva nuestro compromiso de vivir como discípulos fieles de Cristo. A través de la gracia de este sacramento, recibimos paz, fortaleza espiritual y un nuevo comienzo en nuestro camino de fe. Todos están invitados a experimentar la alegría del perdón de Dios en el Sacramento de la Confesión—un sacramento de reconciliación, sanación y renovación.